Un buen pero…

Pero Dios es mi rey desde tiempo antiguo; El que obra salvación en medio de la tierra.” Salmos 74:12

En este Salmo de Asaf, director de alabanza en los tiempos del Rey David, los primeros once versos nos describen una situación tan difícil para el pueblo de Israel, que lleva a Asaf a hacerle fuertes preguntas a Jehová, como por ejemplo “¿Por qué nos has desechado para siempre?” (v.1) o “¿hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador?” (v.10). La situación es crítica y ha durado mucho. El no saber por qué el pueblo de Dios está sufriendo pérdidas delante de sus enemigos, frustra y enoja al salmista. Sin embargo, en el verso doce un súbito cambio de visión se refleja por la magnífica palabra: “pero.” Un “pero” en la Biblia es una conjunción que anticipa un giro positivo en la situación, un acto de fe: “Estamos en una crisis y tememos por nuestras vidas, pero Dios es mi Rey desde tiempo antiguo, y Él salva en cualquier lugar y tiempo.” Siglos antes, cuando Josué instó al pueblo a escoger entre seguir o no a Dios, agregó: “pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” (Josué 24:15b). En el Nuevo Testamento, los discípulos vieron a Jesús acercarse de noche sobre las aguas y tuvieron miedo: “pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” (Mateo 14:27). Incluso cuando la tensión le hizo sudar borbotones de sangre en Getsemaní, horas antes de la Cruz y el Señor ruega al Padre que encuentre otra salida, su oración prosigue: “pero no sea como yo quiero, sino como tú.” (Mateo 26:39b). Los “peros” bíblicos anticipan cambios para bien a través de la fe, al confiar en que Dios tiene la última Palabra.

Pero el “pero” que más me gusta de toda la Biblia ocurre cuando Jesús le anticipa a Pedro que éste lo va a negar tres veces, y desde ya le advierte que va a ser zarandeado como el trigo por satanás. Luego de tan temible advertencia, Jesús continúa (lo imagino mirándolo a los ojos): “pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” (Lucas 22:32). En otras palabras: “vienen una gran sacudida, pero Yo estoy en control.” “Si, el diagnóstico suena muy grave, pero Yo llevé tus enfermedades en la Cruz.” “Te sientes desamparado, pero Yo acampo alrededor de los míos y los defiendo.” “No parece haber trabajo, pero Yo Soy tu Pastor y nada te faltará.” Sea cual sea la adversidad o el reto que estás confrontando, te aseguro que Jesús tiene un “pero” para ti:

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Jesús en Juan 16:33

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