Él prevalece

“y levantándose, le echaron [a Jesús] fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue.Lucas 4:29-30

El Maestro acababa de anunciar en la sinagoga que una de las profecías del venerado Isaías, la cual no por casualidad le fue entregada para que la leyera, se cumplía ese mismo día. ¿Cuál era el problema? Que se cumplía en Él. ¿La reacción? No le creyeron. Así inició Jesús formalmente Su ministerio. Los mismos que estudiaban en profundidad a los profetas y conocían sus escritos de memoria, no pudieron reconocer su cumplimiento. Sacralizamos tanto un evento que luego no podemos aceptarlo. Todavía hoy, cuando muchas señales apuntan hacia el final de los tiempos, la gran mayoría vive su vida como si nadie les estuviera advirtiendo. Como diría mi madre: “no hay peor sordo que el que no quiere oír.” Sin embargo, lo que me encanta es ver que, aunque una multitud lo llevó al monte para despeñar a Jesús, “él pasó por en medio de ellos, y se fue.” Jesús prevalece. Su voluntad permanece. Ninguna de Sus palabras se desperdicia. Él no falla. En otra oportunidad, cuando les dijo a los fariseos que Él era (existía) antes del patriarca Abraham, ellos: “Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue. (Juan 8:59). No entiendo cómo, pero algo está claro: ¡No podían detenerlo!

En Getsemaní, en el momento de Su captura para ser juzgado falsamente y crucificado, al llegar los soldados romanos y los alguaciles de los sacerdotes con antorchas y armas, Jesús se les adelantó y preguntó: “¿A quién buscáis?” Ellos respondieron “a Jesús nazareno,” y Él respondió: “Yo Soy,” y en ese mismo momento, ellos “…retrocedieron, y cayeron a tierra.” (Juan 18:6). ¡Qué muestra tan contundente de que se entregaba voluntariamente! Su poder no depende de las circunstancias, Él prevalece; no depende de las apariencias, Él prevalece. Sus promesas no requieren de ayuda porque Él prevalece. Jesús está en control de tu situación así que tú también prevalecerás. Tus circunstancias pueden parecer imposibles, pero Él prevalece. Tu enfermedad, tu matrimonio o tus finanzas pueden parecer devastados, pero Él prevalece. En la Cruz todo parecía perdido, pero Él prevaleció. Al tercer día el ángel les dijo a las mujeres que fueron a la tumba:

 “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado…” Lucas 24:5b-6a            ¡Definitivamente Jesús prevalece!

1 comentario
  1. Marvelia dijo:

    Que hermosa palabra! Da ánimo y reconforta.

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