¿Cómo ser el primero?
“El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.” Jesús en Mateo 23:11
Desde el principio de los tiempos, ha prevalecido la práctica natural de que el más fuerte oprima al débil. Los súbditos se sujetan al rey y el conquistador domina al conquistado. En el ámbito empresarial también vemos como directores de organizaciones muy competitivas pueden llegar a maltratar y amedrentar a miembros de sus equipos. De hecho, llamamos a los jefes “superiores.” Excepto en relaciones padre-hijo, nunca he visto a aquel que tiene poder someterse voluntariamente al que no lo tiene, por eso cuando Jesús dio el ejemplo no fue comprendido ni bienvenido. ¿Cómo podría un dios poderoso morir por su pueblo? ¿Por qué habría aquel que tiene todo el poder someterse a los que no lo tienen? Pero Dios tiene un diferente paradigma: “que el mayor de vosotros sea vuestro siervo…” Amor sacrificial y vulnerable. La humildad de Jesús me deslumbra. Aquel que creó el universo con el poder de Su Palabra, lava los pies de Sus discípulos. El Altísimo, en la Cruz, intercede por los que lo insultan: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.” Jesús es tan poderoso que no tiene orgullo.
Él tiene dos nombres poco conocidos: “varón de dolores, experimentado en quebranto” (Isaías 53:3) que reflejan Su absoluta disposición a sufrir por amor, con el único fin de hacernos bien y bendecirnos. Su anhelo de que seamos verdaderamente felices supera el dolor del tormento. Cuando se le puso el gozo de nuestra salvación delante de Él, menospreció el oprobio y toda la agresión que vendría (Hebreos 12:2). Nos podemos decir que eso “pasa tan solo en el Cielo”, pero Jesús oró “venga Tu Reino.” ¿Será que podemos incorporar esos principios en nuestra vida? Es difícil pero no imposible. ¿Qué hacemos cuando un hijo nos necesita, aunque nos haya ignorado e incluso herido? Le ayudamos. Nuestro amor supera el orgullo; el anhelo por su bien supera al enojo. ¿Podemos imitarlo empezando con los más cercanos? ¿Qué tal enfocarte en la necesidad de tu cónyuge antes que la tuya, o bendecir a tus hijos mientras los corriges? ¿Eres capaz de alentar a ese familiar adicto para que se convierta en quien puede ser, en vez de seguir diciéndole lo que hoy es? ¿Y qué de ese miembro de tu equipo que no logra salir adelante, vas a seguir maltratándolo o le ofrecerás una mano sincera?
“Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.” Marcos 10:43-44