¡Ya basta de mentiras!
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” 1 Corintios 3:16
¿Alguna vez has visto en un restaurant a una familia comiendo con el anciano abuelito a quien seguramente aman, pero que no escuchan? Todos dicen respetarlo, pero la verdad es que nadie le pone mucha atención. De hecho, con frecuencia deciden por él, que hará o aún qué comerá. Creo que algo parecido sucede con Dios. Decimos amarlo, pero no le prestamos atención. Decimos que es sabio, pero ignoramos su opinión. Decimos que es poderoso, pero buscamos su ayuda solo cuando todas las otras alternativas fallaron. Ahora bien, imagina por un momento que todo lo que dice la Palabra es verdad. Imagina que realmente Jesús murió por ti, solo con el fin de darte una vida llena de bien y de paz. Considera que es cierto que, desde el vientre de tu madre, Él te diseñó, te imaginó y te formó. ¿Qué tal si Él acampa alrededor de ti y tú no tienes absolutamente nada de que temer? ¿Cómo vivirías si no tuvieras ni un gramo de miedo? ¿Cómo sería tu vida si supieras que Jehová es tu pastor y nada te puede faltar? ¿Cómo vivirías si supieras que las promesas de Dios son eternas e indestructibles, imposibles de detener y creyeras que son para ti? ¿Qué tal si fueses tan amada y amado al punto que, alguien que te conoce muy bien, ya entregó la vida para salvar la tuya?
Bueno, según esta cita, el mismísimo Espíritu de Dios no solo es todo lo anterior y mucho más, sino que mora en ti y vive dentro de ti. Medita en esto hasta que se hunda en tu alma. No lo dejes pasar o quedarse en la superficie. No existe nada más importante, más verdadero, más relevante ni más urgente que esto. No sea ésta otra Escritura que decimos creer, pero que nuestra alma olvida o ignora. Tú eres parte de un plan maravilloso. Fuiste creado con profundo amor y gozo. Eres un ser único. Eres el deleite de tu Creador, tu Padre celestial. Si no lo has invitado a tu vida, Él espera pacientemente que lo hagas para mudarse a ti. Si lo invitaste, ya está allí, en tu alma, en tu mente, en ti y sobre ti. Desde antes de que nacieras el diablo te ha bombardeado con sus mentiras, diciéndote que eres incapaz, un accidente, y que no tienes propósito; que no hay nada especial ni valioso en ti. Pero la verdad es que Aquel quien te conoce mejor que nadie, te halló digno de ser Su hija, Su hijo, digno de morir por ti, digno de vivir en ti…
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” 1 Corintios 6:19