A Dios no le agradan los cobardes
“Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.” Números 13:31
Hay un tema que debido a lo poco popular que es, pocas veces lo escucho predicar: A Dios no le agradan los cobardes. Acá Jehová le está hablando a Israel. Los príncipes de cada una de las doce tribus regresaban de espiar la tierra prometida. Ya Dios los había liberado de la servidumbre en Egipto. Gracias a poderosas plagas, el faraón los dejó marchar, y luego, cuando se arrepintió y quiso destruirlos, Dios abrió el mar y el numeroso pueblo cruzó en seco, mientras que el ejército egipcio se ahogó en él. Dios mostraba una vez más Su fidelidad con Israel; pero luego, como resultado de esas proezas, Dios esperaba coraje y valentía de parte de cada uno de los que las vivieron. Desafortunadamente diez de esos doce príncipes trajeron un reporte lleno de miedo y desesperanza que hizo que el pueblo desfalleciera y llorara toda la noche. La Presencia de Dios no se hizo esperar cuando hablaron de apedrear a Moisés y de nombrar un líder que los regresara a Egipto (el miedo siempre quiere volver al pasado). Jehová es fiel y amoroso, pero también es Juez y como tal juzgó que todos los mayores de veinte años que pertenecían a las diez tribus cuyos príncipes se rindieron al miedo, murieran en el desierto. Jamás entrarían en la tierra prometida sino morirían de una plaga…
Notemos que Dios ve las cosas de un modo diferente. Tú puedes pensar que fue injusto que los príncipes que retrocedieron murieran, sin embargo, para el Padre ellos no solo temieron a los gigantes, sino que despreciaron la tierra que Dios prometió darles, haciéndolo mentiroso. ¿Sabías que ofendemos a Dios cuando no creemos en Sus promesas? Por eso Pablo afirma que “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). Él no nos saca de la esclavitud para que volvamos a ella. No murió para que renuncies a lo que te entregó al morir. Muchos confían que la gracia de Jesucristo y su infinito amor contrarrestarán Su justicia en el juicio final, haciendo que todos, justos e injustos, creyentes o no, sean rescatados y salvos, pero eso no es lo que la Biblia enseña. El que cree eso también lo hace mentiroso porque está escrito que Él regresará, ya no como Cordero sino como el León de Judá, como el Rey de reyes y Señor de señores, a juzgar a vivos y muertos. Dios cumplirá Sus promesas, pero debes esforzarte y ser valiente:
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9