Él te sustenta

“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.” Salmos 55:22

¡Cuán diferente es la perspectiva de Dios y la nuestra! Jesús afirmó, por ejemplo, que es mejor dar que recibir, que el mayor es aquel que sirve a los demás, que dando de nuestros bienes es como nos enriquecemos y que muriendo es como vivimos. Su visión espiritual es contraintuitiva a la nuestra, que es natural, guiada por nuestros sentidos. Desde Su omnipotencia, lo que vemos como muy difícil, es fácil. Desde Su eternidad conoce nuestro futuro porque ya vive en Él. No conoce el temor, no conoce la derrota. Por eso afirma de Sí mismo: “No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno.” (Isaías 44:8b). Pero entonces, ¿por qué tantos creyentes en Cristo viven afanados si siguen a un Dios de paz; cansados, cuando adoran a un Dios poderoso; derrotados si son hijos de Jehová de los Ejércitos?

No fuimos creados para guiar con Dios sino para descansar en Él. Tendemos a creer que debemos “merecerlo” y por ende, llevar nuestras cargas para complacer a Dios o, en el mejor de los casos, llevarlas “junto con Él”. Sin embargo, este verso enseña que para que Jehová nos sustente, debemos echar sobre Él nuestras cargas. ¿Quieres lograr más? Descansa más… en Dios. ¿Quieres alcanzar mayores cosas? Descansa en Dios. Él es quien sustenta tus pasos. Dios muestra Su gloria cuándo le das espacio. Vemos como solo cuando Moisés se hizo más manso que todo hombre en la tierra (Números 12:3), Dios lo usó con poder para liberar al pueblo de Israel de la opresión de Egipto. Pablo afirma que “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6), de modo que solo cuando creemos que Él está a cargo y que es suficientemente poderoso para cumplir Sus promesas, activamos fe. La fe no se ejerce en esfuerzo, se ejerce en la paz, adorando al Dios del universo cuando todo parece apuntar en la dirección equivocada. En ese momento cuando nada hace sentido es cuando verdaderamente le das permiso para intervenir en tu vida. Humíllate bajo Su poderosa mano y echa toda tu ansiedad, todas tus preocupaciones, tus deseos de controlar y de vivir a tu manera, a Sus pies. Él tiene cuidado de ti. Observa y ve que nunca te ha dejado, nunca te ha fallado, pero si quieres que obre en ti es necesario que le cedas el volante…

“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” 1 Pedro 5:6-7

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