Esto es lo maravilloso
“Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.” Juan 9:30
Este hombre, ciego de nacimiento, acababa de ser completamente sanado por Jesús, lo cual confundía a los fariseos quienes necesitaban entender lo que pasaba. Después de todos ellos eran los maestros de la Ley. ¿Tiene algo de malo que quisieran entender lo que ocurría? No lo creo. Ellos debían velar por la salud espiritual del pueblo y, por más que buscaban la explicación en las Escrituras, concluían: “Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése [Jesús], no sabemos de donde sea.” (Verso 29). El problema no es que Jesús no estuviera anunciado en las Escrituras. Claramente lo estaba (y lo sigue estando) a lo largo de todo el Antiguo Testamento, anunciado en la Ley y por los Profetas. El problema era que ellos tenían su propia versión de cómo el Mesías debía ser, vestir, lucir y actuar, según su opinión y situación política. Por ejemplo, los animales eran desatados para que descansaran el día de reposo, pero cuando Jesús sanaba a alguien en ese día, lo acusaban. Estaban tan asustados por lo que no entendían, por el poder de Jesús para sanar enfermos, expulsar demonios, levantar muertos, y la autoridad con la que hablaba, que solo veían una opción: destruirlo.
Es fácil criticar hoy día a los fariseos, pero ¿cómo reaccionamos ante lo que no entendemos? ¿Se sostiene nuestra fe cuando lo que vemos no hace sentido? ¿Le damos espacio a Dios para que obre según Su poder y soberanía, o más bien le decimos qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo? Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.” (Mateo 11:25). Por eso, el que era ciego dice: “esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.” En otras palabras, esto es lo maravilloso, que Él puede obrar más allá de lo que pedimos o entendemos (Efesios 3:20). ¿Será que tú y yo podemos decir, en medio de la dificultad: “¡Esto es lo maravilloso!”? Lo que Dios va a hacer es mucho mayor de lo que entendemos. ¿Qué te parece empezar este año creyéndole a Dios por Su poder y amor, y no por lo que nuestra mente concibe? ¿Qué tal decirle, en medio del reto: “Hágase Tu voluntad y no la mía; esto es maravilloso; yo sé que me amas y siempre obras lo mejor para mi vida”? Al igual que el hombre que había sido ciego, tú y yo debemos reconocer Su soberanía porque…:
“Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer.” Juan 9:33