Entrégale tu alma
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Juan 1:12
De acuerdo con las Escrituras, todos somos creados por Dios, pero no todos somos sus hijos. Acá, el Bautista aclara que solo aquellos que reciben a Jesús, los que han creído en su nombre, reciben esa potestad o derecho. Desafortunadamente este verso es obviado por muchos ya que es poco popular y expone una verdad bíblica que algunos no quieren aceptar: solamente en Cristo somos perdonados y aceptos. Sin Él, nadie lo es. No hay postura intermedia ni camino alterno; no hay religión, práctica ni virtud alguna que te lleve al cielo. Jesús dijo que solo Él es el Camino y nadie va al Padre sino a través de Él (Juan 14:6). Lamentablemente la creencia religiosa es que lo que le importa a Dios es que nos portemos bien, de modo que, si alguien cree tener su conciencia “limpia” es porque Dios opina lo mismo. Lo que sucede es que confundimos lo espiritual con lo moral, pero la Biblia dice que: “Todo camino del hombre es recto en su propia opinión; Pero Jehová pesa los corazones.” (Proverbios 21:2). En otras palabras, lo que yo piense de mi y lo que tú pienses de ti es irrelevante. Solo importa lo que Dios piense y créeme, Él piensa de manera diferente: “Todo aquel que niega al Hijo [Jesús], tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo [Jesús], tiene también al Padre.” (1 Juan 2:23).
Una vez leí sobre una niña huérfana que luego de sufrir mucha pobreza y escasez, fue adoptada por unos esposos que además de amarla, eran adinerados. A pesar de que esta niña ahora tenía los derechos legales de una hija, cada noche se llevaba a escondidas comida para su cuarto, guardándola para cuando volvieran a abandonarla. Su mente no comprendía que ahora nada le faltaría, que esos padres que la adoptaron la amaban más que a ellos mismos y que era hija y tenía esa potestad. Del mismo modo, muchos creyentes viven bajo un estigma de temor, de escasez, de miseria e inseguridad, creyendo que Aquel que les adoptó les va a dar la espalda, los va a abandonar. Confunden humildad con ser desvalorizados, pero ¿cuánto crees que vales para el Padre? ¿No es suficiente antídoto contra tu incredulidad el hecho de que Dios se despojó a si mismo de toda su realeza, se hizo un hombre, un simple siervo obediente hasta la muerte en una Cruz, para darte vida abundante? (Filipenses 2:7-8). Murió por ti por una sola razón: ¡Te ama!
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32