Tu opinión no importa
“A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.” 1 Pedro 4:4-5
Imagina un grupo de cien detenidos que están presos mientras esperan sentencia. Unos veinte o treinta de ellos han asesinado a una o más personas. Algunos para robarlas, otro para violarlas y otros porque estaban molestos. Otros mataron niños y en el resto hay quienes han robado, otros que han herido a personas (hombres a sus esposas o concubinas y también padres que han lesionado a hijos e hijastros. De repente uno de ellos dice: “Es cierto que yo maté, pero yo solo robaba a personas que tienen más que yo.” Y otro dice: “Cierto. Yo maté a mi mujer, pero porque estaba enojado y ebrio.” Y así comienzan los otros a tener empatía (tanto los que mataron a alguien como los que no) y a decir, “es verdad, no es malo matar, hagamos una declaración firmada exigiendo que se declare que matar no está mal, sino que es un derecho que tenemos los votantes que somos violentos porque somos así.” ¿Piensas que eso los va a salvar de su sentencia? ¿Dirá el juez “según la constitución de nuestro país nadie tiene derecho a matar, pero leyendo esta declaración entiendo que a ellos les pareció bien, así que los declaro inocentes y los pongo en libertad”? No funciona así en la tierra, mucho menos en el Cielo.
Pedro acá nos recuerda que hay Uno que nos va a juzgar a todos, individualmente y según Sus principios. No importa si los casi 8 billones de seres humanos que habitamos el planeta aprobamos que abortar por cualquiera razón está justificado; declaramos que la inmoralidad sexual (toda actividad sexual fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer) es anticuada; o anunciamos que la idolatría y la astrología son permitidas. En ese juicio que todos afrontaremos individualmente, Dios va a juzgar de acuerdo con lo que Él estableció desde el principio de los tiempos, y que se aseguró que todos conociéramos. Dios no gobierna en democracia, es Teocracia. Ni siquiera toda la humanidad junta puede acordar algo que es mejor para ella que lo que Dios ha determinado. Por eso la Biblia lo llama Señor de señores, no presidente de presidentes. Si no apruebas tener a Dios en tu vida, Él también va a apartar Su mano de ti. Perderás toda referencia, la perspectiva y vas a ser reprobado en ese juicio, haciendo cosas que no te convienen.
“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;” Romanos 1:28
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