(Si) Jehová es mi pastor… P-2
“Unges mi cabeza con aceite.” Salmos 23:5b
Ungir a alguien le anuncia promoción. Anticipa que ha sido escogido, que es agradable y amado. En Israel, los reyes eran ungidos antes de ser coronados, a veces desde años antes, como David quien fue ungido por el profeta Samuel delante de sus hermanos cuando aún era un adolescente para gobernar cuando adulto, porque a Dios le agradó anunciarle su destino glorioso años antes. Dios también quiere ungir tu cabeza. Él ya te ha escogido para cumplir el propósito único de tu vida; ese destino glorioso el cual solo a través de ti podrá ser logrado. ¿Qué te parece si le entregas tu corazón en respuesta a ese deseo de su corazón, y te dejas guiar al futuro para el cual fuiste diseñado? Tú eres especial para Dios, pero Él no puede guiarte dentro de su plan si tú lo ignoras o te rebelas. Además de anticipar promoción, la unción es también sinónimo de santidad porque ser santo no significa ser perfecto, ni que has sido siempre célibe, o que jamás has tenido un mal pensamiento. Santo significa apartado, separado, por Dios. Cuando reconoces tu incapacidad para guiar todos los aspectos de tu vida, invitas a Jesús a dirigirla y le entregas el volante, listo para ir adonde Él te lleve, el Espíritu Santo te sella y te unge. En ese instante mueres al pecado, eres salvo, y empieza a importarte lo que no te importaba, y deja de interesarte lo que tanto te interesaba. Él te hace una nueva creación, las cosas viejas pasan y Él las hace todas nuevas en ti.
También este Salmo nos muestra otro aspecto de la protección de Dios. Con frecuencia las ovejas son atacadas por grandes moscas que colocan sus huevos en las narices y orejas de estas. Cuando los huevos germinan y se vuelven gusanos, su movimiento atormentan a las ovejas que con frecuencia se golpean contra los árboles y el suelo buscando alivio para su desesperación. El pastor, que ama a sus ovejas, antes de que llegue el tiempo de esta plaga, las unge con aceite en sus orejas y narices ya que el buen olor del aceite las espanta. Esas moscas representan nuestros pensamientos cuando están dispersos por causa del temor, la ansiedad y la duda, así como a nuestros angustiadores, espíritus inmundos que rodean y vuelan sobre nuestras mentes y, sin el aceite del Espíritu Santo, nos perturban, inquietan y pueden hacer que algunos enloquezcan como las ovejas. Pero te aseguro que no hay demonios donde fluye libremente el Espíritu Santo:
“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” 2 Corintios 3:17
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