Tu prioridad en este nuevo año
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:33
Comienza un nuevo año y ya muchos estamos escribiendo o, al menos pensando en nuestras resoluciones del nuevo año. Queremos recuperar la cintura perdida, estudiar algo nuevo, dejar atrás esa relación fallida o incrementar los ingresos. Todo esto con el fin de ser exitosos y felices. Sin embargo, muchos logran estas cosas y no se sienten (ni se ven) exitosos ni felices. Pienso que no se debe a que estos objetivos no sean buenos y útiles, no hay nada de malo en ninguno de ellos. Lo que pasa es que les falta algo esencial sin lo cual son como tronco sin savia: un propósito trascendente. Jesús acá le está hablando a la multitud y les dice que no se preocupen tanto por el alimento ni el abrigo, por pagar las facturas y la hipoteca. Todo eso es importante y Él no lo niega. De hecho, nos dice que el Padre conoce todas esas necesidades antes de que se las pidamos (verso 8). Lo que Jesús nos pide a sus hijos es que cambiemos la prioridad. En vez de pedirle lo que queremos a quien nos da las bendiciones, comencemos a buscarlo, amarlo y servirlo. Lo que necesitamos vendrá como consecuencia de esa búsqueda. ¿Qué es más sabio, buscar bienes o a Aquel que nos los provee generosamente?
Toda cosa buena desciende de lo alto (Santiago 1:17); nada puede recibir el hombre que no le fuere dado del cielo (Juan 3:27); no hay bien para nosotros fuera de Él (Salmos 16:2b). La Biblia está llena de este mensaje: busca a Dios primero, a su Reino, a sus principios y voluntad. Todo lo demás es secundario y procederá de lo primero. Es equivalente a cultivar la raíz sabiendo que esto redundará con certeza en un buen fruto. Todo nace del Espíritu. El mundo natural, el universo, fue hecho desde el Espíritu de Dios por su Palabra. Él lo visualizó y luego ordenó que fuese traído a manifestación, y fue así. Lo material procede de lo espiritual. Lo espiritual precede a lo natural. Dios está diciendo que, si cultivamos lo que nutre a la raíz, entonces el tronco, las ramas, las hojas, flores y frutos serán buenos. Si removemos la tierra, la fertilizamos, regamos y bendecimos; si le quitamos los rastrojos y la cizaña, lo demás seguirá su curso y crecerá, y el resultado será abundante y satisfactoria cosecha. Así es el reino espiritual. Claro que hay que pagar facturas, llevar los chicos a la escuela y pelear ese contrato. Es parte de la vida, pero no lo esencial. Esa es la historia pequeña, pero hay una mayor por la que Jesús murió.
“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Colosenses 3:2
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