No temas a la oscuridad

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10

Estamos viviendo tiempos complejos, cambiantes, inciertos. La mentira está a la orden del día. Desgasta leer las noticias que parecen tener un único fin: crear temor y proyectar ese temor contra alguien, causando odio. No se consigue objetividad en los medios, solo opiniones, y opiniones agresivas, parcializadas. El interés personal guía y hay muchos dispuestos a mentir, a dañar, a testificar falsamente y a destruir a cambio de beneficios. No se percatan de que se está comenzando a separar el trigo de la cizaña y de que Dios no puede ser burlado: cosecharemos lo que sembramos. Es imposible construir tu felicidad sobre la desdicha de alguien más. ¿Realmente crees que vas a tener un mejor segundo matrimonio destruyendo a tu ex? ¿Esperas plenitud económica con dinero robado? La maldición viene de muchas maneras. Es un tiempo de tinieblas y debemos abrir bien los ojos para caminar en la luz. Es tiempo para pegarnos a Dios, no con miedo, con fe.

Dios nos recuerda en este verso que debemos caminar por fe, no por vista. No podemos verlo, pero, si eres un creyente, Él está allí, a tu lado, y nos da dos instrucciones específicas: No temas y no desmayes. Eso significa que confrontaremos situaciones que nos asustarán y que nos debilitarán, de modo que nuestros ojos deben estar puestos solo en Él. Estos son tiempos para alabarle, como Pablo y Silas que, en medio de sus cadenas y aflicción, en lo más profundo de una oscura y apestosa prisión, cantaban salmos e himnos. ¿Qué ocurrió? Hubo un gran terremoto, las cadenas de los presos se soltaron y todas las puertas de las cárceles se abrieron de par en par (Hechos 16:23-31). Recuerda que Dios es fiel y verdadero. Él no miente y sus promesas para sus hijos son si y amén. Por eso continúa el verso explicándonos por qué no debemos temer ni desmayar: “…porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” ¿No es hermoso? Nos recuerda que Él es nuestro, nuestro Dios, y que no nos mueve al esfuerzo para dañarnos sino para fortalecernos. Que siempre (no muchas veces, no la mayoría de las veces sino siempre) nos ayudará y sustentará con su mano. No temas a pesar de todo lo que veas porque:

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Jesús Juan 16:33

Los comentarios están cerrados.

A %d blogueros les gusta esto: