Una Fe Expectante – P2
“Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.” Hebreos 10:38
Tener una fe expectante no se refiere a pensar algo como: “bueno, que sea lo que Dios quiera.” Eso es simplemente abandonarse a la situación. Algunos otros confunden estoicismo con fe, pero ser estoico es estar impávido y sereno ante la adversidad, y puede ser una virtud, pero tampoco es fe. Creer en Dios tampoco implica deshacernos de todo deseo, como lo enseñan ciertas religiones orientales. Fe en Cristo no es tener falsa humildad ni creer que no valemos ni merecemos nada. Todo lo anterior es filosofía humana. Pero acá Pablo nos está enseñando que los hijos de Dios (los justos) viven por creer en Él, con la esperanza de que cosas nuevas y buenas vengan; con el anhelo de alcanzar sueños y propósitos; con el deseo de ir por más y alcanzar todo aquello para lo que fuimos creados. Y luego añade, de parte de Dios: “…si retrocediere, no agradará a mi alma.” Jesús es un Dios de victoria, de éxito, de perseverancia. No conoce el fracaso, no conoce la derrota, Él es mayor que todo nombre que se nombra y tiene potestad sobre todos, y nos creó a su imagen y semejanza. Dios tiene expectativas de plenitud para nuestras vidas. Por eso fue a la Cruz a comprar nuestra libertad. Para que la usemos, para que soñemos, para que venzamos con Él y resucitemos con Él.
Llevar una vida miserable y sin sueños no honra a Dios. No soñar por temor al fracaso, no es humildad, es miedo. Piensa en esto: cuando Dios perdonó tus deudas, no fue que las olvidó, sino que alguien las pagó: Jesús. El castigo que tú y yo merecíamos fue llevado sobre Él, ¿para qué? ¿Para que nuestra vida sea siempre tranquila, cómoda y relajada? ¡No! Nuestras vidas fueron rescatadas para que alcancemos nuestros destinos. Para que avancemos y nos superemos cada día. Dios tiene grandes planes para ti, y si el miedo te detiene, no agradarás su alma. Ten fe, persevera, insiste. ¡Atrévete a creer! No te atrevas a irte a la tumba sin haber batallado por todo aquello que Dios te ha prometido. ¡Cree, cree y cree! Ante la absurda promesa de que un anciano tendría un hijo de una anciana estéril, Abraham creyó “esperanza contra esperanza”, es decir, contra toda lógica y contra todo posible racional. Él simplemente dijo: Si Dios lo dijo, Él lo hará. ¿Cómo? No lo sé. Mi trabajo no es entenderlo sino creerle. Recuerda algo importante: Tu fe en lo que esperas, se manifiesta en la forma cómo actúas mientras esperas.
“prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:14
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