La Raíz de la Ansiedad – P3

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” Filipenses 4:6

Cuando leemos el mandamiento: “No matarás” sabemos que es una orden a pesar de que no dice “por nada matarás.” Lo mismo ocurre con “no robarás” o “no codiciarás” pero, por alguna razón este claro mandamiento: “Por nada estés afanoso”, el cual tiene el fuerte énfasis “por nada” antecediéndole, nos parece que es un consejo, una recomendación de Dios, pero no, no es la sugerencia de un amigo ni de tu psicólogo, es otro mandamiento del mismo Rey del universo. Dios nos ordena que no estemos afanosos. Él nos creó y sabe que nos debilita y enferma vivir en constante afán. Por eso el enemigo busca que por todo estemos afanosos, y el Padre se enoja cuando le hacemos más caso al adversario de nuestras almas que a Él, nuestro Creador y Salvador. Hay más de 300 millones de personas que sufren de ansiedad patológica, que viven en constante inquietud, con ataques de pánico y depresión frecuentes, no por situaciones amenazantes, sino por el día a día. Y muchos otros sufren de una constante zozobra que ni siquiera saben de donde proviene, al punto que se acostumbran a vivir con ella, pero hoy Dios te está diciendo: “No te afanes.” Y además te da la alternativa, el plan de acción para cuando te sientas afanoso “sino sean conocidas vuestras peticiones…”

Ese “sino” significa “en cambio”, “en vez de afanarte” haz esto: Ven a Mí y cuéntame lo que te está pasando y tu petición. Ora, búscame, tráeme a Mi tu necesidad. No te afanes porque, aunque tú no puedes cambiar las circunstancias, Yo sí puedo, o mejor aún, puedo cambiarte a ti. Y ¿sabes qué? De una vez ven con un corazón agradecido (“con acción de gracias”). Con razón Jesús nos dice en Marcos 11: “… todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.” La ansiedad es lo opuesto a la fe. Es tener fe en lo malo en vez de lo bueno, esperar constantemente que ocurra algo malo, al punto de que se vuelve irracional. Pero a partir de este momento, eso va a cambiar. Cuando te afanes, vas a detenerte, vas a pararte sobre tus pies espirituales y le vas a orar a Dios, le vas a presentar tu petición (lo que tú crees sea lo mejor) con lo que te preocupa, de una vez con acción de gracias porque sabes que serás escuchado. Él puede hacer lo que pides, esperar hasta un mejor tiempo, o hacer algo mayor, pero desde ya te promete que:

“… la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:7

1 comentario
  1. dulce aguilar dijo:

    Bellisimo. Buena reflexion. Amen

    Enviado de Samsung Mobile

    Me gusta

A %d blogueros les gusta esto: