La Llave de la Puerta Estrecha – P2

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;” Mateo 7:13

Aproximadamente un 90% de la gente que gana inesperadamente una gran suma de dinero, como por ejemplo una herencia o lotería, cinco años después lo han perdido todo. Por el contrario, alrededor de un 90% de los matrimonios con problemas que deciden salvar su matrimonio en vez de divorciarse, afirman luego de cinco años que su matrimonio está ahora mejor que nunca. ¿Qué nos pueden estar diciendo estas dos estadísticas? A mí me enseña que no todo lo fácil nos conviene (no todo lo que brilla es oro), ni que todo lo difícil es necesariamente malo. En el verso anterior, Jesús nos advierte que hay una puerta amplia con un camino espacioso donde “muchos son los que entran por ella.” Lamentablemente es el camino de la perdición, que según la Real Academia Española significa condenación eterna. En otras palabras, es un camino de muerte, de fracaso, de tinieblas. Por eso Jesús, en su infinito amor, nos pide que elijamos la puerta estrecha, una que parece más difícil, pero que trae mayor satisfacción y bienestar. Al igual que las parejas que perseveraron en su pacto matrimonial, el camino estrecho, el elegir lo correcto sobre lo fácil, trae recompensa.

Dos veces perdonó David la vida del rey Saúl que lo perseguía y acosaba obsesivamente. David había sido ungido para ser el próximo rey, y aún sus hombres de confianza le decían que esas oportunidades de matarlo eran las respuestas a sus oraciones. Siendo el hombre de guerra que era, todo parecía respaldar el que hiciera justicia por sus propias manos; pero David entendía que solo el Señor tiene la potestad de poner y quitar a los gobernantes, y que, si él iba a ser el próximo rey, lo sería cuando y como Dios lo decidiera, bajo sus términos, aunque su vida peligrara. No es entonces casualidad que Dios afirme en Hechos 13:22: “He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.” David priorizaba lo que agradaba a Dios. Del mismo modo, entrar por la puerta estrecha, por el camino angosto, es vivir sobre principios, no sobre circunstancias. Es escoger lo que conviene según Dios, no según lo que me apetece. Implica dominio propio. Si estás en medio de una prueba, no intentes huir de ella, deshacerte de la dificultad, de la responsabilidad. En cambio, prueba pedirle a Dios fuerzas y guía y, cuando te las de, elige la opción correcta, la honorable, la digna.

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;” Deuteronomio 30:19

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