Lidiando con la Ansiedad – P1
“La congoja [ansiedad, angustia] en el corazón del hombre lo abate; Mas la buena palabra lo alegra.” Proverbios 12:25
Conozco a muchas personas que saben que existe un Dios bueno y poderoso, y le buscan y le oran. Sin embargo, no leen las Escrituras, de modo que se acercan a Él a ciegas, como a un desconocido. Su vida espiritual es guiada mayormente por sus propias ideas de quién y cómo es Dios, incluyendo lo que oyeron de sus padres y abuelitos, en la misa o servicio. Pero ¿cómo puedes adorar, amar y seguir a Aquel a quien no conoces? Por eso a muchos se les hace difícil orar, porque cuesta pedirle a Dios tu “pan de cada día” si en el fondo crees que ser pobre es bueno. ¿Cómo traerle tus problemas matrimoniales íntimos si crees que Dios creó el sexo solo para la procreación? ¿Cómo acercarte a Él si te enseñaron a “rezar” solo como castigo o penitencia por haber pecado, o si te convencieron de que necesitas un intermediario? Y si estás convencido de que son tus buenas obras las que te llevarán al Cielo y no gracias a la sangre y a la gracia de Jesús, entonces no te acercas a Dios cuando has metido las patas, siendo justo en ese momento cuando más lo necesitas. Y si crees que cualquier religión te lleva al mismo Dios, ¿cómo puedes disfrutar de la preciosa intimidad de su paternidad?
Cada día me convenzo más de que, si bien la raíz de nuestra ansiedad está en los retos que vivimos, en tantos problemas e incertidumbre que no podemos resolver solos, también sé por experiencia propia que, sin una vida espiritual coherente, es difícil combatirla eficazmente. Necesitamos una roca sólida sobre la cual podamos pararnos cuando todo se tambalea. Una firmeza por encima de las emociones y los sentimientos. Un asidero espiritual que afirme al alma en medio de la tormenta, el miedo y el dolor. Y esa roca es Cristo, el Verbo, la Palabra. Por eso dijo Jesús: “pasarán los cielos y la tierra, pero mi Palabra no pasará.” Los secretos para vivir libres de ansiedad tienen que ver con orar, meditar en quien Él es, ser agradecidos, alabarle, y servir a otros, pero para ello debemos conocer su Palabra, la manera como Él mismo se revela a los hombres. Hace poco una joven soltera comentó que cada vez que se siente atraída por algún joven, ella revisa sus redes sociales para saber quién realmente es. ¿No quieres hacer lo mismo con Dios? En la Biblia, el Espíritu Santo nos abre de par en par las puertas de su corazón. ¡Conócelo!
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,” 2 Timoteo 3:16
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