¡Dios está siempre contigo!

“Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?” 1 Samuel 17:26

Así reaccionó David al oír al gigantesco paladín llamado Goliat amenazar al pueblo de Israel proponiéndoles una pelea individual (“dadme un hombre que pelee conmigo”), en vez de la usual batalla colectiva, ejército contra ejército. Todos en Israel, incluyendo al rey Saúl, se fijaban en su gran estatura, su poderosa musculatura y la fuerza con la que cargaba pesadas armas sin esfuerzo alguno, y se amedrentaban y al verlo “huían de su presencia, y tenían gran temor”. Sin embargo, David vio la situación desde un punto de vista diferente, no desde la perspectiva natural sino desde la espiritual. Pensó en algo cómo: “este filisteo incircunciso no tiene en su cuerpo la señal de Jehová de los Ejércitos, ¿cómo se atreve a retar al pueblo escogido de Dios? ¿No sabe con quién se está metiendo?

Ahora bien, ¿por qué reaccionó David tan diferente al rey Saúl y a miles de hombres, a pesar de que escuchó las mismas palabras (verso 23)? Porque David escuchaba y veía de modo distinto. Él cultivaba una relación íntima con el Espíritu Santo, quien ya lo había librado muchas veces de la boca del león y de las garras del oso, cuando era pastor de aquellas ovejitas de su padre. David tenía una historia con el Señor, en la intimidad de su trabajo pastoril, en las noches solitarias junto al fuego. No por casualidad a Jesús le llamaban Hijo de David. Y él conocía un secreto que tú yo debemos aprender. Él no actuaba por lo que veían sus ojos sino por su fe en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Su confianza estaba puesta solo en Él. El gigante no era hijo de Dios, David sí, por lo tanto, Dios luchará por él y el gigante será vencido. Yo no sé a cuál gigante estés confrontando en tu vida. No sé por qué situación difícil estás pasando la cual, en lo natural, parece imposible de superar. No sé si todo apunta en tu contra, en la dirección opuesta de adonde esperabas que Dios te llevara. Pero lo que sí sé es que, si crees en Dios, Él va a obrar desde lo invisible, va a involucrarse porque tú le importas y, en cualquier instante aquello que has esperado y que parece imposible, ocurrirá:

“Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron.” 1 Samuel 17:51

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