Jesús Borra Tu Vergüenza – P1

“Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” Génesis 3:10

Esta es la respuesta de Adán a Jehová cuando éste le llamaba en el jardín. ¿La razón por la que sintieron desnudos y se escondieron? Eva y él acababan de desobedecer a Dios, y sus ojos, que estaban abiertos solo al bien, se acababan de abrir al mal. Fue un momento macabro, espeluznante. Los seres humanos le dimos entrada al mal en la tierra. La atmósfera cambió instantáneamente, y de repente sintieron algo que no conocían: vergüenza. Ese sentimiento espantoso que siente una niña amada, princesita de su padre, que de repente es abusada por un tío o primo mayor; o ese niño a quien el padre humilla públicamente porque en medio del miedo, se orinó sus pantaloncitos. Ellos comieron del árbol del fruto del conocimiento del bien y del mal, pero el bien ya lo tenían. Ahora el mal estaba al alcance, y lo primero que el enemigo hizo (y hace) fue atacar su identidad. Él es el padre de toda mentira y se deleita diciéndote que no vales nada, que no eres digno, que a nadie le importas, que no tienes lo necesario, que nadie te va a rescatar porque no eres especial. Satanás odia a la humanidad porque odia a Dios, y somos su mayor creación y su alegría. Por eso quiere, a toca costa, impedirnos estar con Él. Apartar de Dios a ti, a tu familia y a la humanidad es su misión y razón de ser.

Pero hay Uno que es mayor que todo nombre que se nombra que te creó, que te diseñó desde el vientre de tu madre, que te pensó, que te hizo como reflejo de su gloria para que tú, a su vez, alumbres a otros. Y, por si fuera poco, cuando te alejaste de Él y lo olvidaste, derribando el puente que te conectaba a Dios, Él envió a su mayor tesoro, a Jesucristo, su Hijo, a morir por ti en la más espantosa muerte solo para que tú puedas ser libre del maligno. La pregunta es: ¿a quién le vas a creer? ¿Al que te odia o al que te ama? ¿Al que miente o al que dice solo la Verdad? ¿Al que te ataca o al que te defiende; al que te acusa o al que día y noche intercede por ti; al que te degrada o al que te restaura y restituye? Es tu elección y nadie la puede tomar por ti. Se llama libre albedrío. Dios quiere librarte de la vergüenza que el diablo ha puesto sobre ti. Jesús tiene la última Palabra acerca de quien eres. Tú identidad no reside en lo que tus amigos, vecinos o las redes sociales piensen; ella reside en los pensamientos de Aquel que te pensó y que murió por ti, y además resucitó para que resucites con Él.

“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé;” Isaías 43:4

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