Cuando Dios se Aparta

“Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.” Jueces 16:20
Sansón era un auténtico súper hombre, capaz de proezas inimaginables gracias al poder del Espíritu que operaba en él. En una oportunidad, por ejemplo, mató a mil hombres con la única ayuda de una quijada de burro. Parecía indestructible y era temido por todos sus enemigos, los filisteos. Este hombre había sido consagrado a Dios como nazareo desde su nacimiento, lo cual implicaba que debía cumplir cuatro requisitos o votos por toda su vida: no cortarse el cabello, no beber licor, no tocar cosa muerta ni juntarse con extranjera. Sin embargo, aunque ya había tenido mujer extranjera, había tocado lo muerto y había bebido licor, Dios lo seguía respaldando y seguía siendo poderoso, lo cual lo hacía confiado y arrogante. Desafortunadamente, bajo la presión de una seductora experta llamada Dalila, que lo acosaba y manipulaba constantemente, Sansón confesó su secreto y último voto: cortarse las siete guedejas (crinejas) de cabello. Dalila, hábil y astuta, lo durmió en sus rodillas e hizo que lo raparan. Debido a los gritos falsos de ella, Sansón despertó confiado en que podía librarse, sin embargo, Jehová se había apartado de él. Lo apresaron, le sacaron los ojos, y lo pusieron a moler trigo, como si fuera un asno…
¿Se ha apartado quizás Dios de tu vida? Muchos de nosotros vivimos por décadas siendo nuestros propios dioses, centrados en nuestras prioridades y deseos, ignorando la Palabra de Dios y sus principios, sirviendo a nuestro egoísmo y, como en mi caso, llenos de orgullo y altivez. Esto hace que el manto de protección que Dios ha levantado sobre nosotros comience a debilitarse. Perdemos la vista y comenzamos a ser esclavos. Mientras tanto los filisteos celebraban su triunfo sobre Sansón reunidos para alabar a su dios Dagón y, cuando estaban ebrios y alegres mandaron a traer a Sansón “para que nos divierta.” Llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos, pero el cabello ya le había crecido, símbolo de que Dios es misericordioso y renueva su pacto con sus hijos al arrepentirnos. En medio de las dos columnas principales clamó a Dios y Él lo oyó:
“Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida.” Jueces 16:30
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