Terrenal vs Celestial – P2

“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida” 1 Juan 1:1

Agradezco a Dios por el corazón amoroso del Apóstol Juan. Él quiere compartir contigo y conmigo, de una manera fiel, real y convincente aquello de lo cual es testigo: que Jesús vino, hizo prodigios y maravillas, sanidades y liberaciones y se entregó a Si mismo como el Cordero Inmolado llevando sobre Si nuestros pecados, nuestras maldiciones, nuestra pobreza y enfermedades, venciendo al mundo y al pecado durante toda su vida, a satanás en la Cruz y a la muerte al tercer día. En este texto percibo el corazón de Juan diciéndonos: “Yo lo escuché, pero no de alguien sino a Él mismo, anduve con Él, no me lo contaron. Y no solo yo, muchos lo hemos visto con nuestros propios ojos, pero no en una pasada por una esquina ni dándonos un sermón, no. Lo hemos contemplado, caminado con Él, sentado a sus pies a escucharlo, y nuestras manos lo tocaron.” Su énfasis está en que creamos. Juan no quiere que vivamos amedrentados ni afanados. Nos dice que la “vida fue manifestada”, sí, en Jesús, en Aquel quien es el Camino y la Verdad y la Vida.

¿Qué necesitas para creer? ¿Escuchas la voz de tu intuición que te dice que sin duda alguna existe algo mucho mayor, una inteligencia llena de amor, o eliges escuchar a los que dicen “si no lo puedo tocar o medir no existe”? ¿Vas a seguir la ley que Dios puso en tu corazón y por la cual anhelas justicia, o prefieres ignorarla y forzarte a creer que cada uno puede hacer lo que le parezca sin consecuencias? ¿No es obvio que donde hay una creación debe haber un creador? ¿Te encuentras una pintura, un libro o un reloj en un desierto y asumes que se creó a si mismo? Por supuesto que no. ¿De donde salieron la masa, la energía y la luz del universo? Pues de Aquel que lo diseñó, que lo pensó. ¿De veras crees que tu vista y oído, el amor, la sabiduría, el varón y la hembra de cada especie, los colores, el honor y la fidelidad nacieron de una evolución puramente funcional? Juan clama no solo a nuestra fe sino también a nuestro sentido común. ¿Tiene sentido que los apóstoles hayan entregado sus vidas al servicio de Dios hasta morir con muchos otros mártires, por algo que se inventaron para engañar a las generaciones futuras? ¿No es más sensato pensar que si Pedro, quien negó a Jesús y luego predicó valientemente hasta morir crucificado cabeza abajo, lo hizo porque lo vio resucitado?

“Dice el necio en su corazón: no hay Dios.” Salmos 14:1a

Anuncio publicitario

Los comentarios están cerrados.

A %d blogueros les gusta esto: