Todo Tiene Una Razón

“Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.” Hechos 8:4
Esteban y Felipe eran parte de los “siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría,” a quienes se les encargó el trabajo de servir, como diáconos, a las mesas. Esteban, lleno de convicción, confrontó a los religiosos y por ello fue apedreado, convirtiéndose en el primer mártir del cristianismo. A los ojos naturales fue algo horrible. Un hombre lleno de amor, prudente, sabio y ungido con la Palabra de Dios. ¡Qué injusticia! Además, su muerte disparó la persecución de los creyentes y Saulo de Tarso, quien luego sería Pablo, “asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.” Era trágico y espeluznante. Una persecución religiosa sin compasión ni justicia. Pero ¿sabes algo? Mientras Esteban vivía, todo el Evangelio se estaba desarrollando en Jerusalén. Cuando explotó la violencia y Saulo comenzó a asolar la iglesia, ocurrió lo que dice el verso arriba: fueron todos esparcidos, pero además “iban por todas partes anunciando el evangelio,” lo que trajo un efecto multiplicador. Por eso Tertuliano escribió: “La sangre de los mártires es la semilla de los cristianos.” Al igual que el pueblo hebreo bajo el faraón que no conoció a José: “…cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían.” Éxodo 1:12
Debido a lo anterior, Felipe descendió a Samaria, donde Jesús un tiempo antes había empezado la obra a través de una mujer conocida como la mujer del pozo, o la samaritana (favor ver Juan 4). Los samaritanos detestaban a los judíos y viceversa, al punto de no hablarse, pero Felipe “les predicaba a Cristo,” y la gente le escuchaba, oyendo y viendo las señales que este, en el nombre de Jesús, hacía. Las crisis y la opresión son buenas para que la gente busque de Dios. Desde que comenzó la dictadura en mi país, el número de creyentes se ha multiplicado. Por eso tengo esperanza de que un día cercano, la luz de la libertad en Cristo volverá a brillar en Venezuela. No son los tiempos fáciles ni los de prosperidad los que activan los avivamientos. Los cristianos no hemos sido ungidos para estar en nuestras zonas de confort. Felipe estaba cosechando almas en medio de la opresión y de la injusticia, del dolor, y por su fe, Dios se manifestaba. Por eso cuando oraba: “de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados.” A pesar de la injusta muerte de Esteban
“… había gran gozo en aquella ciudad.” Hechos 8:8
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