Cuando Satanás se Infiltra en tu Mente

“Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?” Hechos 5:3

Ananías era un creyente miembro de la iglesia primitiva dirigida nada más y nada menos que por los mismísimos apóstoles. Pero, a pesar de que no había instrucción alguna de que trajese dinero al altar (esto era totalmente voluntario y espontáneo), él y su esposa se pusieron de acuerdo para mentir a los discípulos, con la finalidad de aparentar ser generosos mientras se guardaban una parte del ingreso por una venta. Pero mi punto no es que hayan o no mentido. Lo que quiero resaltar es quién lo motivó a hacerlo. Pedro lo dice bien claro: Satanás. El diablo llenó su corazón para que mintiese (o quizás debería decir: para que intentasen mentirle) al Espíritu Santo. Pero ¿cómo pudo ocurrir esto? ¿Puede el diablo llenar el corazón (o la mente) de alguien para que mienta o perpetre cualquier otro pecado? De acuerdo con la Biblia la respuesta es claro que sí. Cuando Jesús le profetiza a Pedro que él es una roca, una piedra de la iglesia y que las puertas del hades no prevalecerán contra esa iglesia, Pedro se debió sentir muy satisfecho, al punto de que rato después, cuando Jesús anunció su muerte, tuvo el coraje de llamar aparte a Jesús, y comenzar a reconvenirle (censurarlo, reprenderlo, corregirlo). Sin embargo, Jesús deja claro de dónde venía esa actitud: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!”

Pablo nos dice que Satanás puede interferir en nuestras vidas si lo dejamos, por lo que debemos estar atentos para no ser engañados, ya que: “el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” Jesús también afirma que el diablo es mentiroso: “Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” (Juan 8:44b). El enemigo puede sembrar pensamientos en tu mente si no estás atento. Eso quiso hacer en el desierto cuando intentaba tentar a Jesús, al atacar su identidad retándole: “Si eres hijo de Dios, dile a esta piedra …”, pero Jesús, lleno del Espíritu no responde con sus emociones ni punto de vista, sino desde la verdad de la Palabra: “escrito está.” Si el enemigo no pudiera infundir ideas en nuestra mente, ¿por qué Pablo hablaría de usar el escudo de la fe para defendernos de los dardos de fuego del enemigo? Observa tus pensamientos. ¿Son algunos obsesivos, pervertidos o llenos de ira? ¿Te oprime tu propia mente? Eso le pasó a Judas cuando Satanás entró en él. Pero tú puedes invitar ahora mismo a Cristo a tu corazón para que te salve, te proteja y libere tu mente por completo, porque:

“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Juan 8:36

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