Alza Tus Ojos

“Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente.” Génesis 13:14

Abram y Lot ya no podían convivir porque “la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar.” (Génesis 13:6). Además, había contiendas entre los pastores del ganado de uno y del otro, por lo cual Abram le dijo a Lot: “¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda.” (Verso 9). Abram no intentó escoger la mejor parte sino le dio a escoger a su sobrino, lo cual es bastante generoso considerando que las bendiciones espirituales y financieras de Lot habían venido a través de su tío Abram. Lot lo tomó bien y se dejó guiar por sus ojos naturales. En vez de devolverle el honor a Abram, quien era el mayor, y darle a escoger (lo cual le habría traído bendición), alzó los ojos y vio la tierra de Sodoma que parecía un gran huerto, y la escogió para sí. Abram no tuvo reparos y cumplió su palabra apartándose hacia la tierra de Canaán. Lot se dejó llevar por la vista y se fue a una tierra donde “los hombres eran malos y pecadores en gran manera.”

Solo después que Abram bendice a su sobrino y lo deja ir adonde este eligió, Jehová le habla a Abram ofreciéndole toda la tierra que sus ojos alcanzaban a ver, desde el norte hasta el sur, y desde el este hasta el oeste. ¿Por qué Dios no le ofreció esto antes? Porque la promesa era para Abram, no para su sobrino. Además, a Dios le agradaba el corazón de Abram, a quien luego llamaría “su amigo.” (Isaías 41:8). Este hombre, quien luego sería llamado el padre de la fe, estaba más interesado en su relación con Dios que en su beneficio material, y por eso no contendió con su sobrino. Él entendía que si era fiel a Jehová, este le bendeciría bajo cualquier circunstancia y no valía la pena usar de la astucia mundana ni tratar de beneficiarse de su sobrino. Este principio de sabiduría lo vemos luego en su hijo Isaac quien, cuando abría los pozos de agua que los filisteos habían cegado, era confrontado por los pastores de Gerar. Isaac, en vez de pelear por sus derechos (ya que él y sus hombres habían abierto los pozos), lo cual era un gran trabajo, él se apartaba con sus hombres y se iban a abrir otro, porque la bendición estaba en él, no en el pozo…

“Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová.” Génesis 26:12

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