Viviendo en Su Voluntad – P1

“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.” Salmos 143:10

Muchos creyentes procuran descubrir la voluntad de Dios para sus vidas. Todos percibimos que hemos sido creados para algo especial, y por eso muchos están a la cacería de profetas que les anticipen el futuro, o buscando confirmaciones y reconfirmaciones de lo que creen que Dios les ha dicho. Te sugiero que hagas lo que al respecto hizo el rey David. ¡Pídeselo a Dios! La primera frase es una poderosa oración de reconocimiento de la soberanía y superior sabiduría de Dios: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres mi Dios.” En otras palabras, quiero agradarte, quiero hacer lo que te place, lo que Tú apruebas y valoras, pero para ello necesito saber que quieres que haga. Fíjate que el salmista no habla de sus planes personales, sino de la voluntad de Dios. Y continúa: “Tu buen Espíritu me guíe a tierra de rectitud.” Primero que nada, afirma que el Espíritu es bueno, y que tiene la capacidad de guiarnos, pero no a un destino físico, a una meta final, sino a tierra de rectitud, es decir a vivir en integridad, apartados para Dios. David siempre reconoció el señorío de Jehová y lo buscó y adoró en todo tiempo, cuando le iba bien y cuando le iba mal; cuando le iba extraordinariamente bien, así como cuando le iba pésimamente mal. Y este verso, como todos sus Salmos, refleja esa pasión, esa comunión, esa relación íntima con el Espíritu de Dios que, una vez ungido para gobernar por el profeta Samuel, nunca se apartó de él (1 Samuel 16:13).

Yo no sé por qué situación estés pasando en este momento mi querido amigo lector. Quizás tengas una dura prueba frente a tus ojos, la cual se ha robado el sueño de tus noches, o por el contrario, todo está yendo tan bien que afirmas la frase famosa de que “si te fuera mejor, sería pecado.” La pregunta es: ¿estás en medio de tu circunstancia, buena o mala, agradando a Dios? Mi experiencia personal y ministrando personas es que, cuando las cosas se ponen difíciles nos volvemos a Dios, hasta que Él las mejora y luego nos volvemos a alejar. ¿Podrías cambiar hoy tu oración y pasar de “sácame de aquí pronto Señor” a “enséñame a hacer tu voluntad porque Tú eres mi Dios”? En vez de preguntarle “¿por qué me pasa esto Señor?” puedas pasar a preguntarle “¿para qué lo has permitido Padre?” y le pidas como David que su buen Espíritu te guíe a tierra de rectitud.

“El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.” Salmos 40:8

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: