¿Por Qué Sufrimos Pruebas? – P2

“Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.” Deuteronomio 8:3

Otra razón por la que Dios permite pruebas en nuestras vidas es para atraernos hacia Él. Acá nos indica por un lado que Dios hizo que el pueblo tuviera hambre, mientras que, por el otro, le sustentó. Es decir, tenemos necesidades que solo Dios puede satisfacer. A veces vivimos persiguiendo lo irrelevante, lo banal, lo que no nos agrega valor. Aun dentro del pueblo de Dios vemos a ministros y pastores demasiado preocupados por los tesoros de este mundo. Pero las pruebas vienen a recordarnos que solo Él satisface verdaderamente nuestras necesidades, que hay una sed y un hambre en lo más profundo de nuestro ser que solo Él (quien nos creó y puso esa necesidad allí) puede saciar. Todo lo demás es artificial, superficial, temporal, plástico. Además, observamos que la necesidad natural (comida para satisfacer el hambre) fue suplida de manera sobrenatural (el maná llovía cada mañana, en la cantidad necesaria y exacta según el día), lo cual nos recuerda que lo espiritual precede a lo natural, que nada existe en lo natural que no haya sido primero creado por Dios en lo espiritual.

Aún más, mientras ellos anhelaban pan, Dios les hace saber (es decir, les enseña) que “no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.” Necesitamos el aliento de Dios. Jesús se llamó a si mismo el Pan de Vida que descendió del cielo. Lo que sale de la boca de Dios es la vida, la vida espiritual que sustenta lo natural. Cuando todo marcha bien, tendemos a acomodarnos en nuestra zona de confort y a naturalizarnos. Nos volvemos carnales, pero cuando vienen las pruebas que nos mueven el piso, y se nos presentan circunstancias de las cuales no tenemos la menor idea de como podemos salir de ellas, entonces clamamos a Dios y nos reconectamos con Él. Si tienes una o varias dificultades delante de ti, busca el rostro de Dios, entrégale tu vida a Él, pídele su guía y sabiduría, y entonces la prueba no será desperdiciada, sino que te acercará más al cumplimiento del propósito para el cual Dios te creó. Dios tiene buenos planes para ti, si tú caminas con Él en obediencia, como por ejemplo:

“Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.” Deuteronomio 8:10

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