El espíritu de Rebelión

“Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.” 1 Samuel 15:23
En este verso podemos ver que hay una conexión directa entre la rebelión y la adivinación: “como pecado de adivinación es la rebelión.” La hechicería nace de un deseo de usurpar la autoridad, es decir que es fruto de la rebelión. Dios había instruido al rey Saul para que destruyera completamente al enemigo, al punto que ni siquiera tomara despojos de este, es decir ni animales ni objetos de valor, sino que los destruyera todo porque a sus ojos eran anatema, es decir maldición. Dios no quería dejar rastro de los amalecitas ya que estos persiguieron y atacaron cruelmente por la retaguardia al pueblo de Israel cuando salía de Egipto. Pero Saúl tenía otra opinión y decidió tomar cartas en el asunto, por lo que optó por perdonar al malvado rey Agag, y quedarse con parte del ganado que Dios consideraba abominable, porque le pareció más sensato, más razonable. Parece que Saúl pensaba que obedecer parcialmente era aceptable, pero obediencia parcial es desobediencia. Por eso fue desechado, por cuanto desechó la Palabra de Dios.
El problema es que nosotros hacemos lo mismo. Obedecemos la Palabra de Dios, pero solo en aquellas partes en las que nos hace sentido. Nos encanta ignorar textos bíblicos y mensajes que no comulgan con nuestros criterios. Decimos de una parte de la Biblia: “¡que poderosa y efectiva es la Palabra de Dios!” y de otra parte afirmamos algo cómo “bueno, tampoco es para tanto” o quizás “eso aplicaba en otros tiempos, pero ya no hoy.” Y esto es grave, porque Jesús es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos, y pasarán los cielos y la tierra antes de que pase su Palabra. Él es eterno, no sujeto a las modas ni a las culturas. Obediencia parcial es desobediencia. No podemos decir: “Dios nos manda a perdonar, pero en este caso es demasiado, no perdonaré.” No podemos humanizar la Palabra diciendo que está escrito: “Honra a tu padre y a tu madre, pero eso aplica para los buenos padres, no para los míos.” No podemos adaptar la Palabra de Dios a la cultura ni a las opiniones, no importa quienes se ofendan. Si creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, entonces toda ella es verdadera. ¿Cómo podemos confiar en Dios si creemos que algunas de las cosas escritas en la Biblia son ciertas y otras no? ¿Quién te ha hecho juez de Dios? No humanices la Biblia, sino renueva tu mente para entenderla.
“y renovaos en el espíritu de vuestra mente.” Efesios 4:23
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