¿Sientes Ganas de Llorar?

“Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.” Lucas 22:62

Pedro lloraba inconsolablemente porque había negado no una sino tres veces a su Maestro, tal y como Él se lo había anticipado. Siendo Pedro tan valiente y decidido, y habiendo previamente jurado que moriría por defenderlo, imagino que estaba decepcionado de si mismo. ¿Alguna vez te has sentido así? Yo sí, muchas veces. Es una sensación de no ser adecuado para nada, algo como descubrir que mis verdades más profundas son mentira. A veces miro atrás y veo tantos errores cometidos, y me siento torpe, inseguro, totalmente descalificado para poder avanzar firmemente, pero cuando veo que aún mis héroes de la Biblia metieron las patas y tuvieron que pasar por un proceso de transformación (el cual implica humillación), recupero mis esperanzas.

Pero Jesús permitió este proceso doloroso en Pedro porque tenía planes para él. De hecho, satanás había pedido a Simón para zarandearlo como el trigo, y Jesús se lo advirtió a Pedro, con una diferencia. Le dijo, “pero yo he orado por ti”. ¿Sabías que aún hoy en día Jesús intercede por ti a la diestra del Padre y el Espíritu Santo también clama por ti? Jesús oró porque la fe de Pedro no faltara, para que su propia decepción no lo detuviera, ¿por qué? Porque Dios tenía planes para Pedro, solo necesitaba ajustar algunas piezas en su corazón. Quizás confiaba demasiado en sí mismo (como lo indica el que llevara consigo una espada con la que atacó a Malco, guardia de los fariseos, unas horas antes), y necesitaba una dosis de humildad y dependencia de Dios. Creo que mis muchos defectos me recuerdan que “separado de Dios nada puedo hacer.” Que no solo necesito su guía para un gran proyecto o decisión, sino que lo necesito a diario, en cada pequeña elección, desde que abro mis ojos. No estoy promoviendo la ignorancia, todo lo contrario, debemos prepararnos, estudiar y buscar entendimiento, pero Dios precisa de personas que confíen en Él y no en su propia sabiduría, que descansemos y esperemos en Él, y que no seamos guiados por nuestra prudencia. Por eso el rey sabio nos instruye:

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.” Proverbios 3:5-6

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