No Desperdicies Tu Dolor

“La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.” Jesús en Juan 16:21

En medio de las dificultades solemos olvidar la razón oculta detrás de esas dificultades. Quizás sea en algo tan simple como sufrir al rechazar ese postre que se opone a tu meta de tener mejor salud, hasta algo tan complejo como trabajar arduamente para recuperar a tu cónyuge y familia luego de un severo rompimiento. En medio de la tormenta, solo deseamos estar seguros saliéndonos de ella, y nos olvidamos de que nos estamos fortaleciendo en el proceso, y que arriba de las nubes, el sol sigue brillando. La tormenta es temporal y luego todo reverdece. Jesús nos enseña acá que el dolor es parte de dar a luz, no solo a un bebé sino a una idea, proyecto, una iglesia o una familia. El esfuerzo es necesario y la resistencia no tardará en aparecer. La oposición es simple evidencia de que te estás moviendo hacia algo relevante. Recientemente escuché al pastor Rudy Gracia mencionar que, cuando su esposa fue a dar a luz al segundo hijo de ambos, el médico le indico que llevara la foto de su primer bebé. Cuando la esposa comenzó con las contracciones y los dolores, el doctor le enseñó la foto de su otro hijo para recordarle cual era el objetivo de todo este proceso, y que bien valía la pena pasar por él.

Yo no sé en que circunstancias te encuentras actualmente. Quizás sea lo que yo llamo retos reactivos, es decir un diagnóstico médico grave e inesperado que lo cambia todo; una traición y tu pareja de años te abandona, o la pérdida de tu trabajo o quiebra de tu empresa. Pero también es posible que sea un reto proactivo, porque estás comenzando tu primera empresa, te quieres casar, comprar tu casa o porque decidiste correr el maratón de Boston a tus 50 años. Todos estos maravillosos objetivos y sueños tienen una cosa en común: No son inmediatos, sino que llevan tiempo y esfuerzo, pero al igual que el proceso de embarazo y parto, bien valen la pena porque los resultados serán maravillosos. Pregúntate: ¿qué puede estar engendrando esta situación que confronto? ¿Para qué estoy pasando por esto? ¿Me está llevando a ser una mejor persona o a parecerme más a Jesús? No desperdicies este dolor. Si estás sufriendo por un reto, ya sea que lo escogiste o no, invita a Jesús a tu vida y a ayudarte. Te garantizo que Él puede cambiar tu lamento en danza. ¡Persevera hasta lograrlo!

“…corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,” Hebreos 12:1b

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